De la Psicología a la Ruleta

Antes analizaba comportamientos en laboratorios; ahora lo hago en transmisiones en vivo. En Oxford, mi tesis era sobre estructuras de recompensa. Tras la medianoche, en los sótanos de Camden, cambié mi bata blanca por una chaqueta de crupier. Los RNG? No son aleatorios: están afinados al sesgo humano, como un solo de jazz donde el ritmo es la ventaja. Mapeé el ecosistema ‘Super8S’: cada giro es un experimento. ¿El 90% de victorias? No es marketing: es condicionamiento conductual con visuals neón y bucles de retroalimentación. Los nuevos jugadores reciben ‘Welcome Packs’—apuestas gratis con apuestas 30x. Suena predatorio? Tal vez. Pero cuando rastreas sus picos emocionales—tras tres pérdidas—su cortisol cae y su dopamina se dispara. Es entonces cuando el algoritmo canta.

Imparto cursos ‘Beat the House’ a £198/mes porque la gente no quiere consejos—quiere poesía en movimiento.

Los jugadores de alto riesgo? No son apostadores: son exploradores tras arcos narrativos disfrazados como torneos ‘Thunder Sprint’. Los de bajo riesgo? Compositores metódicos que tratan cada apuesta como un soneto.

No vendo juegos: diseño experiencias donde perder suena como silencio entre notas—and ganar, como una ovación.